Mientras el mundo sigue generando cambios acelerados y desafíos globales, la profesión del coaching ha emergido como una herramienta para el desarrollo personal y profesional. Según el Estudio Global de Coaching 2023 de la Federación Internacional de Coaching (ICF), la máxima organización de coaches del mundo, la industria ha experimentado un crecimiento sin precedentes, tanto en número de profesionales como en impacto económico.
Democracia entrevistó a Valeria Ostrovsky, coach ontológico y vocacional ICF, y a Maximiliano Zubia, coach ontológico profesional ejecutivo. Ambos dieron su mirada sobre estos cambios que se vienen desarrollando en el ámbito privado y profesional.
Zubia lo define como una disciplina que "busca hacerse cargo del desarrollo de la manera de ser de las personas, con validación, aceptación, respeto y sobre todo posibilidad". "Un Coach formado profesionalmente tiene la virtud de ver el potencial de las personas, creer que siempre hay una posibilidad", explicó.
Para Zubia, en tanto, considera la a ontología como el estudio del ser de las cosas, y esa esta ontología particular, proponen el lenguaje como la principal herramienta potenciadora. "En nuestros entrenamientos de Coaching Ontológico aprendemos a utilizar el lenguaje como una herramienta transformadora. Los beneficios son la mayor conciencia, flexibilidad cognitiva para la vida, las relaciones y los objetivos", detalló.
Por su parte, Ostrovsky, sostuvo que se trata de una disciplina que "analiza al hombre y cómo a través de su forma de ver el mundo y de verse a sí mismo, crea la realidad". Para ella, se trata de un proceso donde se van trabajando todas esas creencias. "Se busca un objetivo que la persona quiere lograr y a partir de ahí se va explorando, se van haciendo preguntas para que la persona vaya desafiando y cuestionando esas creencias que tiene, que evidentemente en muchas ocasiones la está limitando", contó a Democracia.
Para la coach, los beneficios son penetrar en "un proceso de autoconocimiento que permite ver habilidades, recursos y logros". Es decir, cuestiones que suelen dejarse de lado porque "nacimos y nos criamos en una cultura muy del resultado". "Es abrir la mente, es aprender a gestionar las emociones, a conocerlas", incorporó.
La inclusión
"Llegó en el momento en que tenía que llegar", recordó Zubia. "Todos tenemos ese famoso llamado a romper con lo cotidiano, o la resignificación del sentido de nuestras vidas, porque algo no funciona", sumó.
"Hace 14 años atrás, cuando realice mi primer entrenamiento en la ciudad de Córdoba, me permitió hacerme las preguntas que me faltaban, y años después mientras realizaba mi formación en Recursos Humanos, me volví a encontrar con el coaching, para incorporarlo a mi vida personal y profesional", compartió.
En el caso de Ostrovsky, el coaching llegó a su vida en 2014, tras pasar varias situaciones emocionalmente fuertes. "Empecé un proceso de búsqueda, empecé a sentirme vacía, sin sentido, que la vida iba como un piloto automático, me sentía mal y no sabía por qué. Encima sentía culpa porque todo el mundo me decía pero si tenés todo", admitió.
La decisión
Tras entender el proceso de cambio. Hubo un motor, más allá del propio proceso de autoconocimiento, que los llevó a dedicarse a coachear a otras personas. "Toda mi vida me identifiqué con ser el ayudador, con estar para las demás personas; me motivaba ver que el otro esté bien. Me pasaba desde pequeño, pero el ayudar por sí solo, no me trajo buenos resultados. Como coach pude resignificar ese valor, cambiar la “ayuda” por el “servicio”, desde ese entonces encontré una manera más saludable y real de acompañar a las personas, desde su propia particularidad a alcanzar ese bienestar", expresó Zubia.
La historia de Ostrovsky, revela un sentimiento en el que sobrevivía, en lugar de vivir. "Como veía tanta gente quejándose de todo y sintiéndose mal, pensé que todo eso también influye al resto, porque somos seres que estamos conectados, y eso se transmite", relató. Además, anexó: "Quise poner mi granito de arena para que más personas pudieran vivir. La vida es un sube y baja, no estamos siempre contentos y alegres, pero sí podemos ser felices siempre, a pesar de, y aún las cosas que toquen, es un aprendizaje, es muy difícil, lo sé".
Los cambios
La búsqueda de lo desconocido, de algo nuevo, es lo que ha llevado a varias personas a sumarse al cambio, algo que requiere de diferentes aristas para lograrlo. Para Zubia, "cada persona es un mundo", por lo que, si tiene que resumir lo planteado en una sola palabra, la que se anima a decir la palabra "RESPONSABILIDAD, con mayúsculas".
Otrovsky, considera que tener el compromiso con uno mismo de que realmente se quiere ese cambio, deben tener un para qué importante. "Porque si no hay un para qué hacer ese cambio, el cambio no se sostiene en el tiempo.
También hay que estar dispuesto a desafiarse y a salir de la zona de confort. Como dice Einstein, la definición de locura es hacer las mismas cosas y esperar resultados diferentes. Así que por eso es un proceso duro porque es mover todas esas estructuras de mucho tiempo", advirtió.
Choque de fuerzas
Los especialistas sostienen que mientras la terapia psicológica se enfoca en tratar condiciones como la ansiedad o la depresión, el coaching de vida comienza un proceso de empoderamiento que se usa en problemas sin diagnósticos clínicos.
"Las personas en el coaching buscan una alternativa a una terapia, pero los coaches no tienen nada que ver con el trabajo de los psicólogos. Ellos son profesionales de la salud mental y nosotros no estamos capacitados y formados para acompañar a las personas a lograr objetivos de cualquier índole. Porque hay coaches especializados en distintas cuestiones. En mi caso soy especialista en vocacional", dejó en claro.
"Acompañamos a las personas a cambiar esa mentalidad que los llevó hasta donde están y que no les permitió lograr los resultados que buscan. Nosotros tenemos clientes, ellos tienen pacientes", aseveró.
Maximiliano Zubia consideró: "Metafóricamente podría decir que hacer un entrenamiento de coaching con nosotros, es un viaje donde todo está por descubrirse, solo tenés que tomar la decisión de desarrollarte y responder esas preguntas que sabes que necesitan respuestas".
Del mismo modo, Ostrovsky sumó: "Las sesiones pueden ser individuales o grupales, con un objetivo en común. En la primera reunión se establece un objetivo, que es lo que la persona quiere conseguir, se fijan las bases del acuerdo de coaching, que es cómo se va a trabajar y se empieza a explorar a través de preguntas. Acá nada es obligatorio, sino que el proceso va a ser efectivo en la medida de que la persona esté comprometida con su proceso. Entonces las sesiones son semanales".
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